Gracias a
la generosidad del Lic. Salvador Chávez, ARTE DURO Curators & Dealers
asistió el 15 de octubre a la mesa redonda “Poéticas del creador entre el
artesano y el artista”, organizada por Mycellium Organicum, galería de arte
operada por Adriana Martínez. En el marco de la exposición de Betsabé Romero,
La ciudad en un hilo, curaduría de Elia Stavenhagen, en el piso 51 de la torre
mayor, se reunieron creadores diversos para compartir, desde su experiencia personal,
la influencia del arte popular o artesanía en el lenguaje del arte
contemporáneo, para abrir la discusión al público, conformado en su mayoría por
artistas plásticos y coleccionistas.
Moderados
por la maestra Martha Turok inició la charla con un video que mostró el
resultado de la bienal Arte/sano entre artistas, que se presentó de octubre del
2011 a febrero del 2012 en el Museo de Arte Popular, donde se exhibieron 76 obras de 61 duplas
de artistas y artesanos, con la idea de “rehabilitar
nichos de trabajo entre creadores, sumar creatividad, destreza, magia e
inspiración en un objeto, donde el resultado de dos posturas, de dos visiones,
de dos magias, permita al espectador disfrutar y descubrir las múltiples
propuestas que brotan de mentes creativas”. El Universal 29 de octubre de
2011.
Posteriormente, la maestra Betsabé Romero hizo un veloz recorrido por su trabajo para exponer la razón del elemento llanta como síntesis del abordaje crítico a la modernidad e hilo conductor de la memoria del hombre. Los sellos o grabados que los neumáticos imprimen sobre diversas superficies evidencian el paso, cumbre y decadencia de las sociedades en diferentes momentos de la historia. Debido a la cercana colaboración que esta autora ha tenido con el artista Oaxaqueño Carlo Magno Pedro Martínez, Romero cedió la palabra a este representante del oficio colectivo quien declaró no importarle el término con el que se le llame; artista, artesano, artista indígena o popular, pues lo importante no es pertenecer a un grupo, sino crear. El reconocimiento lo tiene por parte de los autores que incorporan su “don” –como se lo reveló su madre- a su trabajo y es como él mismo da a entender que ha podido ingresar a las grandes catedrales del arte; incorporando su trabajo en el caballo de troya de otras firmas.
Posteriormente, la maestra Betsabé Romero hizo un veloz recorrido por su trabajo para exponer la razón del elemento llanta como síntesis del abordaje crítico a la modernidad e hilo conductor de la memoria del hombre. Los sellos o grabados que los neumáticos imprimen sobre diversas superficies evidencian el paso, cumbre y decadencia de las sociedades en diferentes momentos de la historia. Debido a la cercana colaboración que esta autora ha tenido con el artista Oaxaqueño Carlo Magno Pedro Martínez, Romero cedió la palabra a este representante del oficio colectivo quien declaró no importarle el término con el que se le llame; artista, artesano, artista indígena o popular, pues lo importante no es pertenecer a un grupo, sino crear. El reconocimiento lo tiene por parte de los autores que incorporan su “don” –como se lo reveló su madre- a su trabajo y es como él mismo da a entender que ha podido ingresar a las grandes catedrales del arte; incorporando su trabajo en el caballo de troya de otras firmas.
El
maestro Ery Camara, museógrafo del Antiguo Colegio de San Ildefonso, expuso su
preocupación por que al arte que viene de comunidades étnicas ya sea
mesoamericanas, oceánicas, asiáticas, africanas o de cualquier otra latitud, se
le denomine por su nombre, y esto permita el estudio y conocimiento de su
tradición para que pueda ser incorporada al discurso contemporáneo como una
aportación con código genético, y no simplemente como un exotismo susceptible
de pillaje por los grupos dominantes del “mainstream”. Su vasta experiencia
internacional le permite compartir una observación muy amplia, a la vez que
puntual, sobre las tendencias de la historiografía artística. Sugiere hacer una
revisión del estado del arte en el mundo, y en especial en México, para poder
generar un diagnóstico que plantee diferentes estrategias para generar un
acercamiento más real, productivo, sustentable, que contribuya a valorar la
verdadera riqueza del centro y las periferias en un intercambio dinámico de
mutuo reconocimiento.
Walther
Boelsterly compartió la lección heredada de su padre, Médico, quien, cuenta,
iniciaba sus conferencias haciendo un cálculo mental, para demostrar que si
para el cerebro es más fácil sumar y multiplicar que dividir y restar, por qué los
seres humanos nos empeñarnos en excluir al otro, en vez de integrarlo en una
visión más amplia, aprendizaje que ha traducido en compromiso dentro de la
gestión del MAP. Asimismo, compartió la experiencia técnica y humana que generó
el trabajo de la bienal arte/sano entre artistas, como un ejemplo de trabajo
comunitario en donde ambos mundos se enriquecen para beneficio del público y de
la obra.
Los
asistentes participaron con ideas, puntos de vista y preguntas a la mesa que se
alargó hasta el lounge del club Piso 51, donde un pequeño grupo siguió
discutiendo las posibilidades de generar un movimiento que haga más viable la administración
y difusión del arte en México. La presencia orientadora y generosa del Mtro. Ery
Camara fue eje central de la charla. Un evento exitoso en su organización y
prometedor en sus consecuencias.
El 16 de
octubre se inauguró la exposición Dominio, de Alberto Castro Leñero en la
Galería central del Centro Nacional de las Artes. La muestra sugiere una muy
dinámica interacción entre las piezas a manera de frases o episodios
biográficos, topográficos, axiológicos, incluso; articulados a partir de
pequeños discursos, impactos o emociones, la mayoría de ellos súbitos, cuya
reberverancia crea ramificaciones posibles. Cada uno resultante concreta de la miríada
de opciones que el instante existencial propicia, y del cual el sujeto –en este
caso el autor, como punto de partida del ejercicio- vierte su carga
autobiográfica para seguir creando destino.
Los
complejos polípticos están dispuestos alrededor del perímetro del gran espacio,
a manera de traza de juegos de dominó, sólo que en este caso el valor que
ofrecen las fichas no se limita a los polos arriba y abajo, sino que entran en
juego también izquierda y derecha, ofreciendo cuatro combinaciones posibles de
ruta o de discurso. La composición de cada conjunto crea un cuerpo narrativo de
contenido urbano, en ocasiones; botánico en otras, cuya transparencia, super-imposición
o desfase de sus elementos y materiales compositivos, evocan lo diverso y
mutante del tránsito cosmopolita, lo mismo que incorpora oasis de silencio y
vacíos llenos de intensidad, ruido o armonía.
La
poética tisular de Alberto Castro, mantiene elementos formales que ligan sus
propuestas, sin romper del todo el estilo que lo caracteriza desde hace años. La
textura de su lenguaje sugiere, de alguna manera, una visión desde lo alto, que
en la mayoría de los casos emplaza al espectador en un top shot; en el ojo del satélite, y al mismo tiempo evoca un
universo microscópico, llevándonos por un viaje intersticial favorecido por la
atmósfera de su paleta –si es que cabe aquí tan romántico artilugio-, pues los
tonos a través de los cuales vela o trasluce sus objetos parecieran ser
tinturas de laboratorio, reactivos que evidencian moléculas plásticas, en una
investigación constructiva que incorpora, como en una sucesión de cajas de
petri, nuevo material genético a la tradición.
En otros
trazos, que son caminos que forman puentes que se concatenan, unidos por redes
de gestos que abdican las fronteras entre un panel y otro, o maridan el color y
la forma entre ellos, se intercalan los prefijos lingüísticos que han sido
constantes en Alberto Castro: el estallido de materia sobre el plano, la
sobreimposición de rejas
tridimensionales, escurrimientos controlados de evocación antropomórfica,
escorzos evidentes situados en puntos de articulación sonora, donde la mirada
da un vuelco ante la suma de elementos, y la percepción aterriza su dislate
emocional para propiciar una anagnórisis polisémica de intensa mutación.
La gran
dimensión de la galería pareciera ex profeso diseñada para albergar estos
tramados que reciben al espectador al primer golpe de vista, y lo invitan a
aislarse en cada escenario de manera cómoda y fresca, sintiéndose abrazar por
los discursos particulares, y al mismo tiempo escuchando la sinfonía general
como si de breves movimientos rítmicos y temáticos se tratara.
Dominio,
de Alberto Castro Leñero, es la evidencia más clara del ejercicio de libertad,
pues el camino que se abre ante la decisión es creador del instante único en el
espacio e irrepetible en el tiempo.
Vivir del arte, por el arte y para el arte
Directores:
Lic. José Manuel Ruiz Regil.
Lic. Claudia López Vargas.
Foto de Ery Camara por María Luisa Severiano.
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