El país postergado
“Mexicanos no vivan de rodillas. La libertad vale más que la vida”. Carmen Serdán. Iniciadora de la revolución en Puebla.
El problema cuando hablamos de política en México es que parece que la mayoría de las personas entienden ésta como los mil y un intentos para escalar la escarpada cima del poder, es decir, “la grilla”, donde suponen que está el gran botín que “el elegido” habrá de repartir entre sus allegados, para convertirse en el dios de los chingones, el más chinguetas -evocando al famoso laberinto de Paz: el fregón, el que jode, el que chinga- sin importar la calidad de vida de millones de otras personas que no conocen y que no conocerán ni por asomo: la bola, la broza; esa multitud que deben enardecer para engrosar sus filas y ganar los votos que garanticen su sueño guajiro. Egoísmo puro al más alto nivel. Crimen moral. Pero eso no importa desde que alguien dijo que la moral es un árbol que da moras.
Basta leer Ética para Amador y Política para Amador, de Fernando Savater, que es como esos libros de materias para Dummies, para entender el principio y objetivo de todo y darse cuenta de que en México no se hace política, sino vida cortesana. Me sorprende que con tanta formación especializada y doctorados en el extranjero los actores de la escena pública no sean congruentes con su instrucción y propongan soluciones basadas en la popularidad que les va a representar tal o cual medida, o en la repercusión internacional a costa de desmantelar el país; y no sólo eso, que parezca que ignoran de ciencias políticas, sociología, psicología, historia y hasta de economía. ¿O será que es esa la instrucción que recibieron?
Este país postergado podría estar 100 años adelante -por no decir que los está en atraso- si tan sólo hubiera voluntad política y educación; es decir, voluntad de servir, que es trabajar por el bien común. Todos se ufanan de hacerlo y dicen muy orondos “servir a México”; pero México es una entelequia. En la mente del político racista, clasista y burgués -que lo son todos, aunque sean de izquierda-, el “mexicano” en abstracto es tan sólo un escalón para arribar.
Me queda claro que la lucha de poder es un estira y afloja entre posturas o ideologías que se oponen entre sí, ya sea por convicción, coacción o conveniencia. El modelo neoliberal implantado en este país desde tiempos de Miguel de la Madrid, y que ha tenido continuidad a pesar de la supuesta alternancia, se caracteriza por la ejecución de políticas públicas que tienden a la deshumanización del individuo para su control. (los medios masivos y la desinformación son sus brazos armados). Es un modelo tecnócrata cuyo único fin es el dinero, la producción de bienes y después el dinero. Esta forma de gobernar está privando en todo el mundo como lo explica el Dr. Alfredo Jalife: “La estrategia es la alineación económica de Norteamérica para construir el nuevo orden mundial que diseñan los banqueros. Primero la globalización; ahora la sobreexplotación. ¿Y las personas? Ah, eso luego.
Recordemos que política es hacer el bien para muchos; que el poder se consigue para hacer, que la ética es al individuo como la política a las comunidades. Estamos hablando de valores, esos que ya no importan, como la honestidad, la verdad, la compasión, el respeto a la ley, la lealtad, el compromiso, la congruencia. Habría que despervertir estos conceptos y recordar con hechos que el servidor público se educa y forma como una persona que piensa en el bienestar de la sociedad, por desigual y diversa que sea, y no disfraza su pírrica actuación con solemnidad de perdonavidas y chabacanería, mientras se enriquece grotescamente, sin resolver de raíz los problemas que la nación arrastra desde tiempos de la conquista, o quizás desde antes.
Los ciudadanos del 2018 estamos sufriendo un doble abuso de confianza con las dizque “pre-campañas” de los candidatos a la presidencia, por no hablar de los demás. Además de que es un descaro llamarle pre-campaña a una evidente campaña, sólo para darle la vuelta a la normatividad que impone el INE, se está gastando el doble en este esfuerzo de comunicación que nos bombardea con un espectáculo televisivo patético; pareciera que les vendieron por docena los spots, los guiones no les hacen ningún favor, la falta de estrategia es evidente. Son ocurrencias infantiles; engendros de un cerebro anquilosado que enaltece descuidadamente los peores rasgos de sus productos. Les hace más el favor El privilegio de mandar. Sin ideas, sensibilidad social ni creatividad. Lo único que comunican es que se les cuecen las habas por ganar y sacarle la lengua a su adversario. ¿Y el país? ¿y la idea de nación? ¿Y el rezago histórico? ¿y la integración de las comunidades indígenas a la modernidad; el ejercicio de sus derechos ciudadanos que les garantiza la Constitución?
La descriminalización del aborto, la regulación del matrimonio entre personas del mismo sexo, el creciente número de feminicidios, el trabajo infantil, la trata de blancas, la violencia gratuita, la regularización del uso de drogas, la corrupción de las fuerzas policiacas, la falta de oportunidades no para que un nini consiga un trabajo, sino para que desarrolle su propio modus vivendi y pueda desarrollar sus habilidades únicas; los mecanismos para que cualquier individuo pueda ganarse la vida sin recurrir al pordioserismo o al mercado negro y a la economía informal, entre muchos otros temas para los cuales el primer paso es la educación son los que ayudarían a definir posturas y a salir de este fango ambiguo de pareceres; no la descalificación ramplona o la exhibición inmoral de la cola inmensa que todos traen entre las patas.
Pero esos temas no se ven bien, son incómodos e inconvenientes; no repercuten en la macroeconomía ni ofrecen posibilidades de negocio, sólo mejorarían un poco la calidad de vida de los ciudadanos, lo cual, desde el inmediatismo gubernamental no es rentable. Mejor la ignominia y el subdesarrollo antes que un voto razonado.
México va muy bien, pero los mexicanos seguimos de la chingada.
José Manuel Ruiz Regil
Poeta, publicista y analista cultural
José Manuel Ruiz Regil
Poeta, publicista y analista cultural
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