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domingo, 27 de mayo de 2012

El testamento de los muertos, por José Manuel Ruiz Regil



Cómo hablar de ello                         semejante
Si los conceptos no abarcan desatino
Si los sonidos renuncian a su nombre
Si la luz no busca más que la ceguera

Cómo hablar de ello si es tan pronto
Si dos mil años no acaban de pasar
Si las heridas humean aún
No tengo tiempo.



1

NOCTURNO CANTO


Hay fósiles que reptan las
entrañas del futuro Carcomen en
bandada los abismos de la realidad

No cuento ya con alas ni dragones
tan sólo mi aliento que no cesa El
ímpetu volátil de mi letra La carne
viva del sollozo

Es tan lejano el presente
que el hueco pareciera un mar
de tumbas Y bisontes
animaran cavernas para sacudir
la inercia del continuo

Siguiéramos los pasos de
la Orca Volviéramos al cielo la
mirada Dejáramos sembrada
la carroña de ser entre los vivos
testamento

Hoyando excavarán mis sentimientos
guardados en arena pudibunda
Reliquias chamuscadas de prejuicios
arteras moradoras del imperio

No dejes más guerra fluida
que hiel sobre los libros realizados
El mar, el cielo, la carne y su fogata
harán de esta vejez materia nueva



Gatos lobos peces urticarias
ceñidos a los párpados renuentes
                                               (furibundos)
Escarabajos, águilas alondras sin
desdoro al trino alcanzarán su libre canto


No hay más morada que Posada
más agua sin saliva que revierta las
                                               entrañas
Soles extintos cumplirán su ciclo-pacto
del tiempo en que la sal tuvo que volverse limo

Así transcurrirán furtivos ángeles
sobre las profecías Ningunos semejantes mas ajenos
a andar se enseñarán de orfanos

La ley irrigará sangrías de vicio
sus ojos vibrarán centésimas de instinto
requiebra el lodazal herido en huesos
no hay más que una pantalla entre cristales

Ahuyéntennos ahora al pie
de una marmita sigilosa atribulada
Sin pies ni rumbo ni memoria
como recién nacidos los instantes

Hoy quiero anochecer las risas putas
los relicarios asquerosos las vanas
osadías Para reconocer en pie de lucha
“No somos sino piedra enmohecida”

Llora el zagal berrea el mestizo
los arrayanes olimpian sus unguentos
Serenidad ficticia huestes manipulan
no hay boca que no sacie su fermento

Arrojos cleptos bridas
cercenos alas
orquídeas de fuego
Alimentad la hogaza que
fermenta el lodazal incólume
la hipocresía

Su lujuria rebana el huerto
que no hiciera tanto vino sino
huella en el zorzal



Acallad las voces del impío
obispo melindroso de su credo
Heredad la espuma fermentada
sin hogar hoguera e higos

Baste ya canto nocturno
desvelas añejas condiciones
Tu mar despierta mis bravuras
hueles a colmena redimida

No hay luz tan sólo esos
Disparos Tampoco es solitud sino reparos
Hoy quiero encanecer en unas horas
llagar diez mil visiones en mi mente

Arcones de idolitos nubarrones Diluye
nuestra sangre en los discursos Los
huesos no hacen carne sino astillas
calcinan los músculos del rayo

Tan sólo hay once mil escaños
uno más que va la edad madura
trémulo cobijo sin rumbo trastabilla

Abrid los sacos sembrad las eras
soltad enigmas inveterados
Si la luna fuera canto
                                   yo mi cielo afinaría.

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