Un manto de concreto cobija los cerros, devela espacios prohibidos, condena a la sed del suelo. Los lindes se confunden. Quien habita a las orillas siente la amenaza creciente del centro y viceversa.
Arterias , osamentas desperdigadas, lucha a muerte entre el tapiz verdi-rojo de yerba y barro al que se superpone el gris seco y frío del oro blanco privilegiado. Retículas de concreto sobre la arena, monótonas caligrafías que se clonan, repitiendo ad infinitum escala y rutina.
Espejos del progreso, islotes de codicia cercados por el crimen, , los desarrollos habitacionales se cierran por los cuatro puntos cardinales cual falanges militares custodiando el caos. Su rigidez casi geométrica los vuelve unas inmensas moles de pasillos, contrastando su flemática impostura artificial con la algarabía orgánica de la sobrevivencia improvisada, una individualidad no negociable.
Aldeas cercadas por el miedo, desarrollos que arrasan la flora y la fauna del lugar, oasis vacíos que “limpian” la tierra para forrarla de varilla y grava.
La serie fotográfica“La prioridad del concreto”, es a la vez que documento histórico, registro de la fisonomía urbana, diagnóstico que permite descubrir las tendencias de crecimiento y necesidades de los asentamientos humanos de la zona conurbada a la Ciudad de México, así como la depredación irracional que se ha hecho de las reservas naturales en pos del “bienestar social”.
A vuelo de pájaro se construye también el mapa de la corrupción y la indolencia, pues contrapone el discurso oficial a la realidad ardiente, develando manchas de alta urbanización en sitios protegidos, y jardines privados sobre la ruina del que de por sí nada tenía. Emporios, Grandes corporaciones socavando ciudades perdidas, olvidadas de la mano del presupuesto.
El punto de vista espacial que aporta la fotografía aérea evidencia lo que a simple vista es imposible percibir; el aire revela lo que la tierra esconde: la perspectiva, la dimensión y el contraste permitiendo al observador armar el rompecabezas completo de la urbe y su rostro variopinto.
Pero ¿qué propone Morales al atravesar con su lente la otrora región más transparente del aire? Su discurso es claro y contundente. No hay trucos. Lo que ves es lo que hay, se adelanta al caos y grita: ¡eh!, ¡mira!, ¡atención!, ¡Cuidado que nos desbordamos!
Queda al espectador, al estudioso y al especialista tomar estas visiones a ras de vuelo para meditar, planear, y corregir, si es tiempo todavía, acerca de cómo seguir creciendo, antes de convertir la superficie de la tierra en una tumba en que se lea: “Buscaron el progreso a cualquier precio”.
“La prioridad del concreto” entrega con oportunidad los vislumbres de un caos inminente. Quien esté dispuesto a mirar tendrá que hacerse cargo. Ese es el logro del artista.
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