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martes, 30 de junio de 2015

Multitud de voces sofocadas, Por José Manuel Ruiz Regil*


“Recordó cómo empezó a construir las viviendas: cuidadosamente repartió los adobes con los huesos en los muros; no quedó ni un lugar de la vecindad en donde no estuviera enterrado “el sin cabeza”. 

Perfecto Luna, Elena Garro




Quien haya visitado Casa Galería, ubicada en Abasolo Núm. 39 Col Santa Úrsula Coapa, sabrá que es un lugar espléndido, rodeado de jardines, al sur de la ciudad de México, contrapeso ideal a la tendencia de ubicar las galería al centro-poniente en el D.F., y donde el arte contemporáneo es su principal habitante; también sabrá que su coordinador, el artista plástico Gorka Larrañaga conserva un férreo compromiso con la calidad de las propuestas que presenta, no sólo en lo conceptual, sino en lo ejecucional; y que en la parte posterior de la casa, luego de una explanada verde, flanqueada de vegetación natural, se levanta una obra negra, la cual, en esta ocasión ha sido intervenida por el artista tamaulipeco Mauricio Sáenz. 



Claudia, Mauricio, Gorka y J. Manuel.
La instalación “Tormenta” ocupa suavemente los espacios vacíos de la casa en construcción, con sugerentes secuencias de cajas de cartón blanco, similares a cajas de zapatos, apilándolas, organizándolas en filas, en pequeños bloques, simulando trabes o suspendidas en el aire. Llama la atención la cascada de cajas blancas que como una corriente de aire, o como un ser fantástico cuya enorme cola acaba de salir por el muro superior reaparece en el espacio principal de la planta baja, y vuelve a esconderse entre las piedras de los cimientos, como un signo de infinito que aparece y desaparece entre estancias. Esta parte de la instalación supone la mayor movilidad, a diferencia de las demás piezas que, por lo regular están adosadas a los muros en múltiplos de 3, como las frases de un poema que fija su medida alrededor de un número de sílabas pre-determinado.



Foto: CLV

El conjunto de cajas blancas es una presencia que se relaciona bien con la arquitectura, sin invadirla; es protagonista, pero no altera la armonía de los espacios. Y uno se hace la obvia pregunta: ¿Por qué cajas blancas de zapatos? En cada habitación hay una composición de cajas. Algunas sugieren, tal vez, las tuberías que faltan; los ductos de aire, las líneas de luz; quieren evidenciar las columnas de carga, señalan muretes de separación donde no los ha puesto el diseño original; pero entrañan un misterio. Las cajas, aunque un poco más grandes que los ladrillos de arcilla que levantan la edificación comparten una similitud geométrica, sólo que el cartón blanco sugiere un espacio vacío en el que ha de caber algo más que aire o arcilla. Entonces surge una asociación cognoscitiva que nos permite leer el interior de los muros, igualmente llenos de vacíos, pero también testigos de los días, las voces, los sueños. 

Esta sensación se aclara con el video que corre en una de las habitaciones superiores traseras de la casa, un pequeño cuarto donde el autor proyecta una secuencia de imágenes consistente con su lenguaje visual (tomas estáticas, complemetariedad gráfica entre el boceto y la acción viva, recortes, sobreimposiciones, plantillas, enmascarillados, disolvencias sobre un mismo punto fijo), el audio tempestuoso y los cielos cargados de nubes hacen que uno quiera sacar el paraguas o echarse una manga encima para seguir viéndolo. En el video aparecen paisajes rurales, sembradíos, calles abandonadas, fachadas deterioradas, construcciones inacabadas, que comparten su soledad con la presencia de estas cajas que se van sumando a la distancia. ¿Acaso tumbas, nichos, tesoros enterrados? La caja de zapatos, hilo conductor de la obra recibe distintos tratamientos a lo largo de la presentación visual, y termina en una ilusión óptica cuya transparencia se sustenta en la textura de la pared original hecha de ladrillos, así es que tenemos una caja de zapatos hecha de ladrillos, lo cual quizás también apunte hacia una reflexión en torno a los espacios de las viviendas en la actualidad, la paradoja entre un abandono de proyectos y la proliferación de nichos donde se hacinan las familias más explotadas por el sistema.
   

Hay una estructura de cemento, que se asemeja a la morfología de nuestro territorio nacional. Este elemento, buscado consistentemente por el autor en otros de sus trabajos le da una dimensión socio-política a la obra y nos invita a pensar, entonces, qué es lo que guardan las paredes, qué contienen esas cajas que construyen el pasado, el presente y tal vez, el futuro de una nación. Secretos, demandas acalladas, gritos de indignación, ninguneo, desapariciones; una historia emparedada como abortos entre los muros de un convento medieval, o fragmentos del esqueleto de un mismo cuerpo social al que se le ha quitado la cabeza, como en el cuento de Elena Garro.

Si uno no está familiarizado con la poética de Sáenz el enigma será mayor, pero si se toma el tiempo de ver sus otros trabajos, encontrará constantes y un lenguaje propio que utiliza el silencio para gritar; que busca los elementos mínimos para construir monumentos; cuya aparente sencillez y ludismo, heredero de Beuys, enmascaran una profunda reflexión social y un acto de disidencia frente al orden de cosas, cuya intensidad emocional se va expandiendo dentro hasta hacer insoportable la multitud de voces sofocadas.
 

En la planta alta de la obra negra pende una pieza inquietante, una secuencia de cajas desdobladas como reses en un congelador, la repetición de las formas también sugiere un infinito, una repetición incontable. ¿Acaso respuestas halladas, evidencias, cadáveres llenos de historias?

La atmósfera de “Tormenta” tiene el sabor de un cuento de José Revueltas, y la referencia anti-homenaje al fraude de Orozco en la Bienal de Venecia, 1993, pues en Sáenz, el signo, el readymade, la intervención, se redimen con una significación no sólo estética, sino plástica y simbólica.

  

“Tormenta” se inauguró el 27 de junio de 2015. Visítala.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Después de leer al crítico de Arte, poeta, ensayista y narrador José Manuel Regil sobre "Tormenta", el deseo de ver esta instalación y escuchar a la ciudad y sus personajes a través de sus cajas de zapatos que deambulan y han deambulado por esta ciudad mágica llena de historias se vuelve inminente. Mañana estaré ahí. De seguro ustedes también, así podremos compartir confesiones, secretos y leyendas urbanas.
Nos vemos.

José Manuel Ruiz Regil dijo...

Gracias.