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lunes, 8 de abril de 2013

Vario mar incesante y la crítica posible, por Adriana Tafoya

Adriana Tafoya, poeta y editora de VersodestierrO.
Da gusto comentar este libro de José Manuel Ruiz Regil, que recoge —aparte de críticas sobre otras artes— textos varios que ha escrito para presentar a poetas que fueron editados por la editorial independiente Verso Destierro, que se especializa en el género de la poesía, y que es importante hacer mención, que se invitó a José Manuel a presentarlos porque hay confianza en su análisis como lector y escritor atento a los detalles, como experto curador que es (pues la poesía también tiene una curaduría). Así mismo es objetivo al trabajo formal de los poetas.
Los textos que ha incluido en este Vario mar incesante, hablan sobre los poemarios: Cascar áspero canto, de Bárbara Oaxaca, Cartas marcadas, letras vencidas, de Juan Carlos Abreu, Neurálgica, de Daniel Carpinteyro y Destrozar las ratas, de Blanca Estela Roth, así como de la obra del poeta campeón del Torneo de Poesía Adversario en el cuadrilátero 2007, Mario Dux.
            Esta capacidad de José Manuel, lo hace un escritor singular, con una visión no complaciente, pero tampoco llana sobre lo que analiza, pues también ocupa un humor negro, cierto sarcasmo o ironía que le da vida a su postura crítica; digamos que pone la “gota de veneno” necesaria para no caer en la clásica escritura del reseñista mexicano que teme hacer observaciones más o menos formales, y esto es tal vez, porque de niños todo lo que escuchamos de los padres lo experimentamos como si fuera un “regaño”, cuando en muchas ocasiones eran más bien “críticas” o consejos para mejorar o aprender a hacer mejor las cosas; algo que no sabíamos o que torpemente realizábamos.
            Se pide mucho que se practique el oficio de la crítica en México, pero al momento de “la verdad” nadie está dispuesto ni a escucharla ni a recibirla; y mucho menos a realizarla, pues se estigmatiza al que la hace, y el “criticado” se ofende o guarda un secreto rencor que luego ejercerá como venganza al “excluir” al crítico de sus círculos literarios como un “indeseable”.
            Afortunadamente a Ruiz Regil no le inmuta esto y ejerce libremente su punto de vista; su reflexión. Incluso su especulación sobre los poetas que lee con escrutinio. Por lo cual no sería atrevido decir que se puede pensar en José Manuel Ruiz Regil como un futuro excelente crítico que en su momento pueda estar en la palestra de opinión igual que lo han estado Gabriel Zaid y Evodio Escalante, o en el presente, Guillermo Fernández Rentería, Armando González Torres, José Manuel Recillas, Julián Herbert y Marco Fonz, o en el otro extremo, con una visión mucho más light, Carlos Santibáñez Andonegui, o los críticos de humor sórdido, como Heriberto Yépez y más oscuro aún, Roberto Absenti Solaris. Dependerá de la precisión, capacidad de hondura y madurez crítica que vaya obteniendo Regil, y que sabiendo de su interés y carácter persistente, se puede asegurar que desarrollará una idea más clara de lo que es tener una balanza crítica, es decir, hablar tanto de los tropiezos como de las propuestas estéticas de cada autor.
            El presentador de libros promedio es tibio, pues no se arriesga a enunciar su punto de vista en lo que entrega al público. Es claro que el crítico también es un creador; al menos el crítico de verdad, el que se involucra en el desarrollo de posibles discursos de resolución y del potencial de lo que aborda. Por eso cuando se habla del trabajo que ha realizado Regil para Verso Destierro, no solamente presentando estos u otros libros, con escritos de calidad que podrán encontrar en Vario mar incesante, así como otros aún mejores, sino con su trabajo como cronista y lector reflexivo de los Miércoles Itinerantes de Poesía, durante todos los miércoles de un año, está de más decir que no sobran lugares en donde los poetas aparte de poder ir a leer su obra reciente, exista la figura de un “crítico poético” que realice una reseña sobre sus creaciones. Esta figura es la que José Manuel Ruiz Regil ha conformado con solidez.
            El tipo de reseña crítica que hace Manuel, es como ya se mencionó, un ejercicio poco complaciente, y se nota en la evolución del mismo ejercicio. Tener una visión amplia, y que de posibilidad no sólo a conformar un criterio, sino a ampliarlo constantemente, garantiza que un crítico pueda estar vigente cada vez que practica su acercamiento al otro y su texto. Esto es muy diferente al supuesto criterio con el que regularmente se hacen las antologías aquí en México, apelando al “buen gusto” y a la “ñoñez” de los ingenios grises, donde la sutileza se confunde con la broma simplona o blandengue. Contrario a esto, Ruiz Regil aguza el comentario puntilloso y no tiene concesiones mediáticas con el autor en cuestión.
            Por este motivo es un gusto festejar este libro rico en reflexiones y líricas, que dan puerta abierta a un crítico que se habrá de seguir leyendo por muchos años, y para eso estamos los lectores, los poetas y los artistas en general.



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