Índigo |
Las formas que asoman en los cuadros
de Annie Meza muestran fragmentos de un devenir que está siendo mucho antes de
que empieza el cuadro y continúa mucho después de que termina; momentos de una
totalidad a la que se aproxima con asombro y temor, al mismo tiempo. Un ser
inconmensurable que es visto por otro ser que a su vez es contenido dentro del
primero. Esta fascinación queda resuelta en la armonía polar que expresan, como origen
y destino Namasté, con sus tonos
fríos y profundos; y Terranova, cuya
calidez cromática y nominación evocan una esperanzadora continuidad de la vida;
es decir de seguir siendo.
Namasté |
A riesgo de limitar esta abstracción
me permitiré ceñirla al polimorfo y gélido fiordo o témpano que se hunde en el
mar para depositar en esta figuración un valor
metafísico: el horror a lo desconocido; o el desconocimiento del horror.
Plantados en este escenario utópico podremos descubrir entonces que el punto de
vista desde donde la autora narra su experiencia es el de una embarcación
segura que linda las paredes del monstruo montañoso para descubrirlo,
afrontarlo y derretirlo o fundirse en él, si es posible.
La temperatura de su paleta, aún
cuando mezcla los ocres y rojos es fría; lunar. Por eso a veces es posible confundir
la atmósfera y sentir que se está plantado al borde de un cráter selenita que
salpica álgido magma. En otros, donde la geometría orienta a la mente a transitar
caminos reconociblemente figurativos, se revela la mortecina luz de un callejón
o la incandescente fogata que sirve de hogar alrededor del cual danzan ascuas
como luciérnagas.
Es muy probable que la síntesis de
estos extremos ontológicos se realice en piezas como los denominados Místico y Paisaje mítico donde la presión atmosférica entre al arriba y el
abajo llega a su límite, o aquella
condensación de materia y energía –llámese dios, ser, ente, energía, horror,
trauma, sombra, todo potencial- se ve literalmente sitiada por la noche oscura del alma, metáfora que creara el poeta místico San Juan de la Cruz para designar el anhelo de la unión del hombre con el
Ser.
De este modo, a partir del
reconocimiento y honra del ser interior el lenguaje de Annie Meza se lanza a
las alturas del Ser para descubrir una nueva tierra.
Terranova |
José Manuel Ruiz Regil
Analista cultural
arteduro.dealers@gmail.com
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