Privacidad
Misterio... secreto... privacidad… Son las tres instancias por las que ha pasado nuestra vida, al menos, esa parte de la vida que queremos compartir con los demás, dice uno de los personajes que pueblan el imaginario de un hombre joven (Diego Luna), que recién acaba de terminar una relación, y ahora no sabe qué hacer.
Consulta a un terapeuta en su despacho. Durante la conversación aparecen diversos yoes o personajes que confrontan los paradigmas del protagonista sobre las fronteras entre lo público y lo privado. Cada yo se encarga de develarle uno o más aspectos del mundo digital y de los horrores que la inocente red social puede ofrecer a su atribulada vida; sobretodo, del uso que de lo público pueden hacer las corporaciones para mantener girando la rueda de hamster del consumo programado, a partir de la perfilación de los hábitos de búsqueda de un individuo. En síntesis, este es el asunto del que trata Privacidad, puesta en escena que se presenta en el Teatro Insurgentes. Y, atendiendo a la solicitud de los actores, no revelaré más, para no aguarles la fiesta a quienes no la han visto.
La obra integra diferentes recursos multimedia como pantallas, rayo láser, internet, tablets, móviles inteligentes, etc. La personalidad del personaje principal se presta para explorar diversos escenarios en los que él puede interactuar de manera aparentemente azarosa con gente del público e improvisar su actuación. Los recursos escenográficos a partir del diseño básico de un teléfono inteligente se metamorfosean en departamento, cama, bar, oficina, automóvil, separos del FBI. La reflexión en torno al uso y abuso de datos cuestiona la enmienda 4 de la Constitución en Estados Unidos, que permite la intervención policiaca de los sistemas de comunicación por parte del gobierno.
Ya que no somos ajenos a lo que pasa en nuestro vecino del norte, y ya que en nuestro país está en trámite de aprobación las leyes de comunicaciones y seguridad interior, que nos afectarían de manera similar, debe preocuparnos este tema, porque llegado el caso de ser víctimas de una suplantación de identidad o de mal uso de nuestra información, no podemos escudarnos en el “no sabía”, ni dejarnos sorprender por el uso que se le dé a los datos que nosotros mismos generamos en nuestros dispositivos digitales. Recuerden, una vez en la red, siempre en la red.
Excelente dirección, timming certero, manejo de tensiones, progresión emocional y muy buenos telones en ambos actos. Gracias a la Comisión de Difusión Cultural de la Delegación Iztapalapa, y a Marcela Salas por esta invitación.
¿Cómo elegir al mejor candidato para Presidente de México?
Ya me regañaron por andar divulgando mis preferencias electorales. Y me encuentro con que la mayoría de quienes me rodean, resignados ante el poco o nulo peso moral de los contendientes, buscan cruzar al “menos pior”.
¿Cómo elegir al mejor candidato para Presidente de México?
Ya me regañaron por andar divulgando mis preferencias electorales. Y me encuentro con que la mayoría de quienes me rodean, resignados ante el poco o nulo peso moral de los contendientes, buscan cruzar al “menos pior”.
A propósito les quiero sugerir:
1.- Haz a un lado simpatías y fobias de personalidad. No tienes que votar por el que mejor te caiga, sino por quien pueda mantener el rumbo del país constante, y tenga voluntad de afrontar los temas que el país requiere resolver -sobretodo, seguridad, TLCAN, agua-, más allá de sus convicciones personales; que corrija lo que haya que corregir, que no robe, y conozca la receta del crecimiento, que nos urge. (Sé que esto no es una carta a Santa Claus pero nos sirve de ejercicio para elegir aquello que más se acerque).
2.- Recuerda que somos una República Democrática Representativa; un país muy atractivo para la inversión, y que contamos con grandes recursos naturales y humanos, que hay que saber explotar de manera sustentable.y que hay una economía creativa emergente con mucho potencial (ahí es donde nos vamos a desarrollar tú y yo en el futuro).
3.- No quieras un santo, un mesías o un mártir. Eso de clavarse ahora en encontrar al que no tenga un solo pecado es muy pueril. Ah, nomás te digo que si el cambio que quieres se parece a refundar México, hacer una nueva constitución o integrar prácticas o leyes que practicaban los pueblos originarios, eso, ya pasó, ya se hizo, bien o mal hay que partir del presente, como estamos, con la conciencia de que hay que crear confianza con hechos y con propuestas viables dentro de nuestra realidad, no con ilusiones y ocurrencias.
Si haces este ejercicio verás que llegas al candidato más viable, aunque no te caiga bien. Recuerda qué pasó cuando votaste por Fox porque era campechano en su trato y bien francote, o cuando votaste por Peña Nieto porque estaba guapo. Ni guapo está, ni te gustaron sus reformas que, además, eran inevitables. Así es que, ándele, a pensar.
1.- Haz a un lado simpatías y fobias de personalidad. No tienes que votar por el que mejor te caiga, sino por quien pueda mantener el rumbo del país constante, y tenga voluntad de afrontar los temas que el país requiere resolver -sobretodo, seguridad, TLCAN, agua-, más allá de sus convicciones personales; que corrija lo que haya que corregir, que no robe, y conozca la receta del crecimiento, que nos urge. (Sé que esto no es una carta a Santa Claus pero nos sirve de ejercicio para elegir aquello que más se acerque).
2.- Recuerda que somos una República Democrática Representativa; un país muy atractivo para la inversión, y que contamos con grandes recursos naturales y humanos, que hay que saber explotar de manera sustentable.y que hay una economía creativa emergente con mucho potencial (ahí es donde nos vamos a desarrollar tú y yo en el futuro).
3.- No quieras un santo, un mesías o un mártir. Eso de clavarse ahora en encontrar al que no tenga un solo pecado es muy pueril. Ah, nomás te digo que si el cambio que quieres se parece a refundar México, hacer una nueva constitución o integrar prácticas o leyes que practicaban los pueblos originarios, eso, ya pasó, ya se hizo, bien o mal hay que partir del presente, como estamos, con la conciencia de que hay que crear confianza con hechos y con propuestas viables dentro de nuestra realidad, no con ilusiones y ocurrencias.
Si haces este ejercicio verás que llegas al candidato más viable, aunque no te caiga bien. Recuerda qué pasó cuando votaste por Fox porque era campechano en su trato y bien francote, o cuando votaste por Peña Nieto porque estaba guapo. Ni guapo está, ni te gustaron sus reformas que, además, eran inevitables. Así es que, ándele, a pensar.
jmrr