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viernes, 15 de junio de 2012

El gigante con el ojo de oro, por José Manuel Ruiz Regil







Para Rosa María Vargas y Claudia López Vargas
 en memoria del General Juan Bautista Vargas Arreola.

Se erguía tanto como su orgullo y altura física se lo permitían –que era bastante para uno de su especie-; caminaba pesada y ceremoniosamente por la casa luciendo con orgullo la medalla de oro que se ponía en el ojo.  Los demás, retábamos sus pasos con brincos, arañazos y aspavientos que esquivaba con maestría legendaria. Ni uno solo de nuestros golpes le hacía mella. Sus piernas eran dos enormes troncos que avanzaban sin titubeo alguno hasta el final del pasillo. Sus brazos nos servían de puentes que escalábamos con gran habilidad para acceder lo más cerca que se podía de la cara, ansiosos de arrebatarle el dorado galardón con el que acicateaba nuestra pequeñez. Hasta que oíamos el grito definitivo que nos declaraba la guerra a toda costa: -Carmen, ¿andas por ahí?. Ante esa amenaza, desaparecíamos en un instante. Entonces, el gigante con el ojo de oro reía a carcajadas y repartía su alegría entre la prole infantil con migajitas de a centavo para cada quien.

1 comentario:

FEdeRB dijo...

cuando llamó a Carmen, fue su esposa, o carmen su hija