En teste trabajo de Bohyo Yoon nos acercamos unos a otros con la inocencia desnuda de nuestra bilateralidad; cuando confluyen las aristas y reflejos estallamos el caleidoscopio virtual de nuestra auto-percepción. ¿Qué parte de mí es la real o la virtual? ¿En qué reflejo hibridamos nuestras diferencias para hacer un organismo andrógino o desaparecer?
Creo que esta pieza/bio-instalación pone el dedo en la llaga de la virtualidad. Replantea, en este mundo “apantallado” el ¿qué somos?, abriendo la puerta de la auto-imagen como resonancia de fragmentos de otros, y viceversa. ¿En qué reverberancia fractal queda el verdadero ser o es, acaso el ser todo eso y más? Asimismo, me parece una metáfora muy atinada de la conformación de perfiles que se va creando a través de las redes sociales.
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2 comentarios:
Es difícil poner conceptos a la realidad... Ante los hechos y lo que se manifiesta ante los ojos, hay muy poco que decir.
Concuerdo con lo que comentas.
Me pregunto en qué momento se hizo la división del ser humano y por que convino así a la sociedad... si es que acaso le convino. Más bien creo que ha sido un retroceso.
Ahora, el punto es ¿cómo educar nuevas generaciones sin mutilar, sin deformar, sin dogmar...?
Gracias por tu comentario, En punto...de vista! Este espacio tiene vocación de debate por lo que asentir, disentir, compartir y diverger es sangre muy valiosa para su mantenimiento.
¿Cómo educar? Con verdad. Y llamando a las cosas por su nombre. Más allá de la moral. A eso orilla el arte.
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