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domingo, 20 de noviembre de 2011

D.F. Por José Manuel Ruiz Regil


I
 Tierra fangosa  e hirsuta
a la vez meliflua y trepidante
Olla de escarabajos ardientes
río de huesos musicales
Sonaja de cadáveres vivientes / engendros
 ávidos de respuestas
Gran signo de admiración en el que todo mundo busca
Enorme vagina que anida racimos de especies
( todas deseando germinar e imponer su huella)

Nebulosa ur-bre trashumante           inhumana      traidora         hedionda
Trasiego de conciencias
Desamparado cúmulo de vacíos en cascada
Carrusel multicolor de neurosis colectivas              Compartidas y únicas impensadas
 Alucinadas
Dínamo bestial
propulsor a chorro donde el que viaja lento va a un cuarto
 de la velocidad de la luz
(por su lastre de vicios, deudas, taras postales o herencias lingüísticas
 –o es turista-)

II
Ciudad de México
Andén indetenible donde se transborda al tiempo
de la tercia paralela
Presente
pasado                                                                                              y futuro
en un chilan-segundo
Subterránea
 Transterránea
terrena y virtual
 Aérea
Mullida
Fingida
Auténtica hasta la duda
 Ficticia
 mendiga y
palaciega
Millonaria                              Paupérrima
Ostentosa
Devotamente atea por parte de padre
mística por partida de madre

III
Ciudad sagrada sin dios
Nido de serpientes que espera en el silencio aullido
la eclosión definitiva del huevo dominante –que nunca ocurre-

Popurrí de flor extinta, Xoloescuincle y pavo real
Sinfonía de metales
Resplandores
Estallidos

Drapeado genético
Cristalización del emplomado que es a la vez piedra
luz y agua
Infierno sacrificial
Reciedumbre inarmónica de la inercia
Desfase temporal al unísono de batuta

Me subyuga tu laicismo monacal
Adoro tus atavismos centrípetos
Sitio tus metástasis
Habito tus estadios autoinmunes
tus inmunodeficiencias –adquiridas o innatas-

Por eso te persigo como a perra en celo
te espío y rastreo, para no perderme tus latidos
para hundirme en tu sopor de escote trasudado


Por los barrios de las coincidencias te seduzco
Me pretendo dueño de tus noches
amante favorito a quien tu suerte entregues

Acechanza de muerte nos mantiene en pie
sobre la piedra sacrificial del día a día.

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